El paro en la Región bajó durante el mes de abril en 2.413 personas, lo que supone un descenso del 2,5 por ciento, un nivel levemente inferior a la media española (-2,8 por ciento). Se trata de un mes que tradicionalmente es positivo para las cifras del paro, que siempre ha descendido desde 2009, con la excepción de 2020, año marcado por la pandemia.
El descenso, además, ha beneficiado de modo generalizado a todos los sectores, destacando servicios que concentra más del 65 por ciento del total (1.590 personas) y agricultura, con 487 parados menos, lo que supone una intensa bajada porcentual (-7 por ciento). Por su parte, construcción ha visto reducir su paro en 131 personas; industria en 111; así como el colectivo sin empleo anterior, donde hay 94 parados menos.
Entre las causas de este positivo comportamiento hay que destacar la mayor actividad propia de la Semana Santa y las Fiestas de Primavera, en las que la supresión de las medidas restrictivas de años previos se ha reflejado en un incremento del consumo en determinados sectores como hostelería y turismo.
Asimismo, esta dinámica ha tenido su reflejo en un aumento de la afiliación a la Seguridad Social en 4.901 nuevos afiliados, lo que supone un avance del 0,8 por ciento que, aunque es ligeramente inferior al 0,9 por ciento nacional, nos lleva a máximos de afiliación en la Región: 628.342.
Además, en este mes continúan apreciándose los efectos de la modificación de la legislación laboral con un repunte en la contratación indefinida, que en la actualidad representa el 55,3 por ciento del total de los contratos, desde el 30,1 por ciento del mes anterior, un porcentaje superior a la media nacional (48,1 por ciento).
Por lo tanto, la evolución del mercado laboral en abril ha respondido a la positiva pauta habitual de este mes, marcando un descenso del paro en la Región que se sitúa en 93.357 personas. Sin embargo, hay que recordar que siguen latentes las incertidumbres que venimos arrastrando derivadas de la situación económica, especialmente la elevada inflación, así como las que suponen el conflicto bélico en Ucrania y la crisis de suministros. Todo ello está frenando las previsiones de crecimiento que todos los servicios de estudios cuantificaban más intenso, con su consiguiente reflejo en el mercado laboral.