Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), hecha pública hoy por el INE relativos al cuarto trimestre de 2022, reflejan que la Región de Murcia logró crear empleo durante el año, contabilizando un total de 5.400 ocupados más que el año anterior.

Se trata de una moderada subida de la ocupación, concretamente un 0,8 por ciento, inferior a la media nacional (1,4) y que supone una considerable moderación respecto al año anterior, en el que el avance fue del 6,1 por ciento. Con ello, el número de ocupados se sitúa en 657.200.

Por su parte el paro aumenta levemente, un 0,6 por ciento, lo que sitúa la cifra total en 97.300 personas paradas. Se trata, además, de una evolución contraria a la nacional, donde el paro ha bajado en un 2,6 por ciento, y muy alejada del año anterior, donde se produjo un intenso descenso del número de parados (-13,4 por ciento).

Asistimos, por lo tanto, a una clara desaceleración del mercado de empleo regional, que sigue aumentando su número de ocupados, pero no logra absorber el crecimiento de la población activa. De hecho, de los 6.000 nuevos activos incorporados a lo largo de 2022 al mercado laboral regional, son 5.400 los que logran un empleo; mientras que 600 pasan a engrosar las listas del paro. Con ello, en la Región de Murcia la tasa de paro se sitúa en niveles muy similares al año anterior, un 12,9 por ciento, que es la misma que la media nacional.

En cuanto a los sectores, se aprecia que servicios concentra tanto la creación de empleo como una mayor demanda por parte de las personas en paro. De hecho, el número de ocupados crece en 13.100 personas; pero también lo hace en 11.500 el número de parados. Estos últimos proceden, en su mayor parte, de otros sectores en los que baja la ocupación, como es el caso de industria (8.700 ocupados menos) y construcción (2.100 ocupados menos), pero ambos sectores con menos demandantes que se declaren en situación de paro.

Las incertidumbres pesan en las perspectivas de contratación

Esta situación confirma el ambiente de incertidumbre en el que se desenvuelve la economía y la actividad empresarial tanto a nivel regional como nacional. La persistencia de los riesgos que suponen los elevados niveles de inflación, la inestabilidad geopolítica y la subida de los tipos de interés siguen pesando en las perspectivas de contratación por parte de los empresarios.

A ello se suman los tradicionales problemas de la economía regional, especialmente el estructural déficit hídrico, donde la agricultura ve peligrar su futuro con las últimas decisiones del gobierno central respecto al Trasvase. En cuanto a las infraestructuras de transporte, estas siguen suponiendo una barrera a la competitividad empresarial regional, por las deficiencias de trayectos y frecuencias con las que se ha producido la llegada del AVE y el estancamiento de otros proyectos como el Corredor Mediterráneo.

Desde la Cámara se recuerda, además, la necesidad de impulsar el apoyo al emprendimiento y la creación de empresas, como agentes generadores de empleo, actividades necesitadas tanto de incentivos, como de menos cargas impositivas y una mayor simplificación administrativa que agilice los proyectos de inversión capaces de modernizar el tejido productivo y generar empleo.