El paro en la Región de Murcia subió durante el mes de febrero un 1,3 por ciento, a diferencia del descenso registrado en el conjunto de España (-0,4). Se trata del aumento más intenso para un mes de febrero desde 2013, que suma 1.205 parados más y eleva la cifra total a 94.816.

Los efectos de la sexta ola se dejan notar especialmente en el sector servicios que ha concentrado el grueso de esta subida, con 1.022 nuevos parados; seguido del colectivo sin empleo anterior (+487). En sentido contrario, construcción ve descender el paro en 186 personas; y agricultura e industria coinciden en el descenso del número de parados, 69.

Sin embargo, la afiliación a la Seguridad Social registra un comportamiento positivo, con una subida del 0,8 por ciento, que es más intensa que la lograda en el ámbito nacional (+0,3), pero aún así inferior a la de meses de febrero de años previos en la Región. La confluencia de ambos datos –subida del paro y subida de afiliados– ponen de manifiesto un crecimiento de la población activa durante este mes que el mercado laboral no ha sido capaz de absorber en su totalidad, como demuestra el aumento de parados en el colectivo sin empleo anterior a los que se suman las nuevas incorporaciones a la Seguridad Social.

El mes de febrero, por lo tanto, ha supuesto una ralentización en la intensidad de la creación de empleo en la Región de Murcia y el proceso de reducción del paro, que siguen manifestándose en el horizonte interanual, donde contamos con 28.514 parados menos que hace un año y 25.488 afiliados más, teniendo en cuenta también los 1.157 trabajadores que aún permanecen en ERTE. En este mes, además, se aprecian los efectos de la modificación de la legislación laboral con un repunte en la contratación indefinida, que ya supone un 20,6 por ciento del total de los contratos y que aumenta un 138,9 por ciento respecto a hace un año.

Finalmente, en las previsiones respecto al mercado laboral también hay que considerar la aparición de nuevas incertidumbres derivadas de la crisis internacional que supone el conflicto bélico en Ucrania. Se prevé que esta crisis geopolítica tenga impacto tanto en el encarecimiento general de los precios que venimos sufriendo, como en el suministro de materias primas con origen en los territorios afectados. Esta circunstancia se une a la propia evolución de la pandemia, así como a otros déficits estructurales que lastran el potencial crecimiento de la Región como son las carencias en infraestructuras, especialmente las ferroviarias; y la escasez y carestía de agua.